LA HISTORIA DEL CANARIO QUE NO SABÍA NADA SOBRE EL GOL DE 🪙 ORO.

Nelson Artigas Olveira Romero

Paso de los Toros, Uruguay, 19 de junio de 1974 es un exfutbolista uruguayo que jugaba como defensa.

El mundial sub 20 de 1993 mantuvo al pueblo futbolero uruguayo en vilo, detrás de la actuación de un gran equipo que jugaba muy bien bajo la batuta de “El Bebe” Angel Castelnoble. Aquel equipo juvenil llegó hasta cuartos de final, donde le tocó enfrentar al local en un partido signado por el robo arbitral, que permitió a los australianos matar a patadas a Fabián O’Neill durante todo el partido sin que pasara nada. El partido terminó empatado 1 a 1, y se fue al tiempo suplementario.

La particularidad de aquel torneo era la implementación del llamado “gol de oro” o “muerte súbita”, dándole fin al partido y como en el campito, ganaba el que hacía el gol. Iban 9 minutos del alargue cuando el australiano Carbone convirtio el tanto que sentenció el partido, la muerte súbita para la Celeste. Ese día Uruguay había formado con: Sergio Martínez, Marcos Madruga, Nelson Olveira, Tabaré Silva, Edgardo Adinolfi, Fabián O’Neill, Rodrigo “Momia” Lemos, Sergio Sena, Alejandro Márquez, Fernando “Petete” Correa y Fernando Rodríguez. En el banco estaban entre otros Diego “Memo” López, Gabriel “Buitre” Álvez y Javier “Cabeza” Delgado.

Con el final del partido, surgió una anécdota recordada por todos los integrantes de aquel plantel. Cuenta Rodrigo Lemos: “El día que perdimos con Australia en el alargue con el primer gol de oro que se convirtió en la historia, obviamente quedábamos eliminados con ese tanto. Estábamos todos muertos y el Canario Olveira agarró la pelota y nos dijo: ‘Vamo’ arriba muchachos, vamos que lo empatamos’. No tenía ni idea, je”.

Todos los jugadores de Uruguay sabían que el partido terminaba ahí, menos uno: el recio zaguero Nelson Artigas Olveira, el “canario”, isabelino como el Mago. Mientras los australianos festejaban la clasificación a semifinales, Olveira corrió hacia el fondo de la red, agarró la pelota como Obdulio en Maracaná y empezó a arengar a sus compañeros con su característica voz finita para salir en busca del empate. “¡Vamo’ muchachos que lo empatamos!”. Nadie lo miraba, estaban todos tirados en el césped, desconsolados. hasta que alguien le avisó que ya estaba todo perdido.

La impotencia de los juveniles celestes se tradujo en ira y el posterior destrozo del vestuario, lo que dejó a Uruguay sin poder jugar el siguiente mundial de la categoría. Pero el “Canario” Olveira quiso ser caudillo y el gol de oro no lo dejó. Se ve que tenía razón, porque no se usó por mucho tiempo más… la FIFA siempre con cosas raras.

Reportando Maria Ocampo

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